La incertidumbre fluctúa entre sumarse a la ola de transformación digital o mantener el status quo para evitar los potenciales inconvenientes que una migración o disrupción de tecnología podría traer aparejada. Las dos alternativas parecen presentar potenciales “dolores de cabeza” para las empresas. Por un lado, están los que prefieren permanecer conservadores, realizando cambios menores a un sistema ya muy personalizado, evitando el temido cimbronazo que un cambio de sistema podría conllevar. Y por otro, los que “se juegan” a apostar por sistemas modernos, alineados a las nuevas tendencias, pero no sin enormes temores a quedar colgando de una delgada cuerda de la que parecería no haber retorno si algo sale mal. Sistemas legacy, ¿sostener o renovar? ¿Por cuánto tiempo es posible evitar el cambio sin quedar fuera del sistema y perder mercado? Pongamos en palabras los temores que el management está enfrentando por estas horas.
22/07/24 | Está claro que partimos de la base de que cualquier decisión que se tome, conlleva pros y contras. La evaluación más importante reside en si los “pros” a corto plazo pueden sostener las consecuencias del largo. O para hablar más directo: si los riesgos de un cambio de Core son comparables con una pérdida de mercado por obsolescencia del sistema.
La principal preocupación de las aseguradoras con sistemas legacy es su capacidad limitada para adaptarse rápidamente a las cambiantes demandas del mercado, dejándolos fuera de las ventajas de las tecnologías modernas y convirtiéndose en un yunque para seguir siendo competitivas.
La causal más destacada, y quizás la madre de todo el problema es la obsolescencia tecnológica. Los sistemas legacy suelen ser poco flexibles y a menudo están basados en tecnologías antiguas, con mucha carga de personalización, lo que puede convertirse en un activo difícil de mantener y actualizar. Ni hablar de la configuración de nuevos productos y reglas de negocio que podrían impactar de forma negativa directamente en el time to market.
Esta rigidez conlleva problemas de compatibilidad con nuevas tecnologías y estándares, además de convertirse en sistemas difíciles de modificar para adaptarse a nuevos requisitos regulatorios, siendo menos ágiles y, paulatinamente, menos competitivas. Y todo esto sin contar el factor humano que, debido a su complejidad y la falta de soporte adecuado, los sistemas legacy suelen resultar más costosos de mantener y operar a largo plazo.
Cabe destacar, otro elemento muy presente, y para nada menor que es el de las vulnerabilidades de seguridad, pues son más comunes en los sistemas heredados debido a la falta de actualizaciones y parches. Las arquitecturas modernas cuentan con soluciones de autenticación y seguridad más robustas frente a potenciales ciberataques.
Lo vintage está de moda, pero no en el mundo de los seguros, por tanto, una experiencia de usuario obsoleta y poco intuitiva redunda en la satisfacción y baja retención de clientes. En esta nueva era digital la demanda es de webservices y API’s livianas que permitan la interoperabilidad con nuevas tecnologías y plataformas creando ecosistemas tecnológicos más ágiles y simples para la experiencia de usuario.
En SISTRAN, sabemos de tecnología, y Pensamos en Seguros hace más de 45 años. Conocemos a la perfección los temores, acompañamos a muchas compañías con los mismos inconvenientes y podemos afirmar orgullosos que finalizamos el 100% de los proyectos que iniciamos con lealtad y compromiso. -¿Es rápido? -No. -¿Es simple? -No, pero es absolutamente necesario.